Las tortugas de tierra, en primera persona

Hola,me llamo Miguel y soy un apasionado de las tortugas desde que era un niño,en casa de mi abuela ya habia una tortuga mora y mi gran entretenimiento era observarla y encargarme de buscarle comida y darle de comer (por aquel entonces no teniamos ni playstations ni nada por el estilo).

Para nosotros aquel animal no era una mascota,era una compañera de la familia nada más que con unas costumbres distintas de las nuestras.

Desde entonces mi curiosidad y cariño por estos animales ha ido creciendo hasta convertirse en mi gran pasión y creo que inluso obsesión.Si pudiese dedicarme por entero a esta actividad lo haría sin dudarlo un instante. En estos momentos estoy cumpliendo una ilusión que es reproducir y criar tortugas moras y estoy realmente encantado,verlas como se alimentan,se aparean,ponen los huevos,nacen unas en la tierra misma,otras en la incubadora,no deja de sorprenderme su fortaleza e independencia desde el primer momento de su vida.

Envidio su forma de vivir tan tranquila,pausada,en total consonancia con el tempo que marcan las estaciones del año: en primavera despertar y cortejo,en verano asoleamiento y descanso,en otoño un poco de actividad y en invierno recogimiento e hivernación. Nada que ver con nuestra vida de trasiego y estrés.

Es un animal cuya existencia se remonta a épocas anteriores a los dinosaurios y que han conseguido llegar a “nuestros” tiempos,debemos y estamos obligados a hacer lo posible para que sigan habitando libres en sus hábitats.Como aficionados lo único o lo mucho que podemos hacer para ello es no contribuir al mercado negro que extrae ejemplares de la naturaleza y que merman las poblaciones silvestres,pensemos que cada vez que alguien compra una tortuga mora “sin papeles” hay otro “alguien” que extrae ese animal de su vida libre en la naturaleza (en la mayoria de los casos).

Si sumamos la cuestión moral al hecho de los riesgos legales de tener un animal protegido sin documentar y las pocas garantias en cuanto a la salud de animales tratados de cualquier manera,sin respeto, como pura mercancia,llegaremos a la conclusión de que no es tan ventajoso comprar un animal que no proceda de un criador legal o establecimiento que cumpla con sus obligaciones legales.

Cuando me desprendo de una de mis crias a las cuales he visto nacer y crecer me preocupa a manos de quien va a ir a parar,si la tratarán con respeto y como merece o si por el contrario acabará siendo manipulada como un juguete o un capricho pasajero.

Por el contrario,responsabilizar el cuidado y mantenimiento de una tortuga mora(testudo graeca graeca) a un niño con una edad adecuada puede resultarle una experiencia tremendamente enriquecedora como lo fue para mí.

Por último,saludar a todos los aficionados y animar a los que pronto tambien lo serán.

Mi agradecimiento especial a Maria mi madre y a Pedro Méndez Sánchez por inculcarme esta afición y transmitirme estos valores de espiritu tortuguero.